Beatriz Restrepo Gómez: sobreviviendo con apoyo
Beatriz Restrepo Gómez se sentía mejor que nunca, lo más sana que se había sentido en años. ¿Cómo era posible que algo anduviera mal?
El día antes, se había realizado un análisis de sangre y un control de rutina. Ahora, a las 7 a. m., su médica la estaba llamando con la noticia de que su recuento de glóbulos blancos era extremadamente alto. Le pidió a Beatriz que fuera al hospital inmediatamente.
“¿No puede esperar?”, preguntó Beatriz, pensando en el día atareado que tenía por delante.
“No, es grave”, respondió la médica. “Tiene que ser ahora”.
Ese día, en enero de 2020, a Beatriz —que reside en Mercer Island, Washington— se le diagnosticó leucemia linfocítica crónica (LLC).
Por suerte, el cáncer fue detectado a tiempo y no requirió tratamiento inmediato. Beatriz fue derivada a un hematólogo-oncólogo, quien le recomendó un abordaje de “conducta expectante” con controles cada tres meses. Le aseguró a Beatriz que podría vivir de esta manera durante muchos años.
Y eso es lo que hizo, durante toda la pandemia de la COVID-19. Beatriz continuó trabajando como una empleada doméstica y cuidadora de confianza para una familia de Seattle, mientras mantenía completamente a su hija Sarah, ahora de 25 años, que tiene trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
“Pago un departamento, un alquiler, los alimentos y todos los gastos de su educación”, expresó Beatriz. “Todo recae sobre mí”.
En septiembre de 2023, su LLC avanzó. De repente, Beatriz necesitaba quimioterapia, y la opción más eficaz también era la opción más costosa. Medicare cubriría la mayor parte, pero, aun así, el tratamiento durante un año le iba a costar $3,500 por mes de su bolsillo.
Beatriz pensó desesperadamente en formas de cambiar su estilo de vida para poder pagar su tratamiento para el cáncer. No tenía muchos ahorros. ¿Podría conseguir un segundo trabajo los sábados y los domingos? ¿Podría mudarse de un departamento de tres habitaciones a uno de una habitación? ¿Podría pedir un préstamo que implicaría una deuda a largo plazo?
Como madre soltera y jefa de familia, llegar a fin de mes siempre ha sido difícil para Beatriz. “No tengo una vida lujosa. ¿Qué gastos podría recortar?”, expresó la mujer de 68 años.
Luego, Beatriz recibió una llamada del hospital, en la que le avisaban que era elegible para una subvención de copagos de PAN Foundation. De pronto, la mejor atención posible para el cáncer estaba a su alcance. Pudo comenzar de inmediato y, hasta ahora, el medicamento está funcionando.
“Es un milagro. Si no hubiera sido por [PAN], no habría tenido acceso al tratamiento. No estaría contando mi historia”, afirmó.
La vida con cáncer ha representado otra carga en el presupuesto de Beatriz. Un tanque de gasolina solía durarle dos semanas, pero viajar a todas sus citas médicas implica llenarlo cada pocos días. PAN ayudó con eso también, ya que le dio $500 por año para gastos de transporte.
Beatriz —nacida en Medellín, Colombia— también está agradecida con los recursos en español y los servicios de traducción de PAN. Puede acceder fácilmente al sitio web de PAN o llamarlos en su idioma materno. “En PAN, siempre han estado dispuestos a ayudarme. Siempre me han tratado con consideración, respeto y empatía”, expresó.
Podríamos decir que Beatriz es una sobreviviente. Esta exabogada y exjueza ha reconstruido su vida desde que se mudó a los Estados Unidos hace más de 25 años. Ha sobrevivido a la violencia doméstica y ha mantenido a su hija por su cuenta. También ha sufrido de enfermedad renal crónica. Ahora, el cáncer supone un nuevo desafío, y ella está lista para la batalla al saber que cuenta con el apoyo de su hija, de su empleador desde hace tiempo y de PAN.
Cuando complete su tratamiento, espera ver a Sarah obtener su título y cumplir el sueño de su vida de viajar a Israel.
“A pesar de todo, he sobrevivido y quiero vivir”, expresó Beatriz. “Quiero disfrutar de los últimos años de mi vida con tranquilidad”.